Este año quien también cumplió 10 fue mi Ana Paula, mi sobrina.

En la semana estuve pensando en alternativas para regalarle. Siendo hija única y consentida por toda la familia, no está fácil decidir que cosa podría causarle emoción. Además de que ciertamente la veo poco y estoy muy lejos de saber que es lo que aspira el demográfico de niñas de 10 años.

También pensé en lo rápido que se fueron estos 10 años y cómo así de rápido van a pasar los siguientes 10. No falta mucho para que perdamos a la niña entre en la pubertad, adolescencia y la confusión hormonal que se avecina.

A mi me gustaría que, durante esos años en los que se está volviendo una personita, tuviera siempre presente que puede contar conmigo para cualquier cosa, desde que le preste el coche, le de una clase de Matemáticas, acercarse a pedir un consejo o una pregunta o simplemente darle un abrazo. Partiendo de ahí, hice una lista de las experiencias que me gustaría compartir con ella y se la regalé en un talonario. Este fue el resultado.

También, como red de seguridad le compre un kit para hacer pulseritas y maricaditas y un libro de monitos de Liniers. (Pensé en regalarle Mafalda o Asterix que tanto disfruté yo a su edad, pero no he superado su desprecio al Archi, y no estoy dispuesto a que me vuelvan a ningunear mis nostalgias)

Hoy en la comida donde celebramos su cumpleaños le dimos sus regalos. Su respuesta al talonario excedió todas mis expectativas. El saldo fueron: 12 Abrazos de oso, 27 chistes de superlechuga y una cara chistosa.

Estoy seguro de que no dimensiona la cantidad de promesas que le hice hoy, pero que aqui conste que soy muy serio al respecto.

Además, resulta que leyó los Archis que se llevó a regañadientes por la insistencia de sus papás, y resulta que le gustaron y me pidió mas. (ojoremi.com)

Sin duda ha sido la vez que mas cercano a ella me he sentido y  si el día que Ana Paula tenga 20 años llegara y me pidiera un chiste de elefantes, consideraré mi aportación para un mundo mejor completa.

Canjeando una cara chistosa