agosto 25, 2004

Sueño

Ayer me le escapé a los protagonistas y las mil semblanzas dramáticas de la vida de Ana Guevara y me fui a dormir bastante mas temprano de lo normal.

Como resultado dormí 8 horas, me levante de buenas y tuve uno de los sueños mas bizarros que he podido recordar.

Mi sueño empieza conmigo frente a una computadora, era de noche y estaba apagándola por que ya era hora de irse, en eso suena el teléfono, era mi Tocayo de Sistemas que quería hablar con Ricardo un compañero de la oficina, como ya era muy tarde, a mi no se me hacían horas de estar molestando a la gente y le dije que ya se había ido.

Me paré y me fui, pero antes pase al lugar del cuate que estaban buscando, que era en medio de un trébol de una vía rápida. Ahí estaba el Rick jetón y en su lugar atendiendo la llamada (al parecer habían marcado directo) estaba un cuate de la escuela. Lo que quería mi tocayo era algo que involucraba conectarse a internet, y como yo tenía una clave pirata para accesar, solicitaban mi ayuda.

La página que quería que viéramos era la animación de un monito tipo burundis que era algo así como el último sobreviviente de una civilización y andaba por paisajes desérticos huyendo de algo.

En su peregrinar, el monito cae a una gruta donde se pierde pero se encuentra un Tucán que habla y leo lleva a la salida. Para cuando encuentra la salida de la gruta ya íbamos acompañándolo algunos compañeros de la oficina y demás multitud que no supe quienes eran.

A la salida de la gruta había una especie de manantial y un hombre esperándonos. Él nos dice un discurso acerca del viaje que habíamos hecho y de cómo al finalizarlo habíamos triunfado y a raíz de eso éramos de capaces de cosas maravillosas. Yo le hacía un comentario escéptico y acto seguido una de las muchachas que iba con el grupo se concentra, y cual Moisés abre las aguas del manantial. Intenté lo mismo y sorprendido vi como yo también podía hacer que las aguas se partieran.

Al salir de ahí había una explanada con muchas albercas dónde algunos ensayaban su nuevo poder ante una muchedumbre sorprendida. Entre la muchedumbre me encontraba a Luis López , que es un amigo físico que hice cuando estuve en la facultad de ciencias. Como buen científico él estaba aún más escéptico que yo, veía y analizaba como la gente partía las aguas con solo pensarlo. Le dije que yo estaba igual de sorprendido pero tampoco lo podía explicar.

Luis me pidió que lo acompañara, que me quería enseñar algo, y mientras iba con el, por un breve momento, me di cuenta que estaba soñando y pensé: Lo voy a apantallar caminando sobre el agua, al fin es mi sueño, me cae que puedo, y pude, aunque con un poco de trabajo, pero pude.

Me llevo a un cuarto que parecía la casa de alguien muy pobre, recuerdo que había moscas y estoy seguro que olía mal (aunque no recuerdo haber percibido olores en mi sueño). Ahí, tras una cortina había una cama donde yacía acostado un niño como de 8-9 años, el niño estaba enfermo, estaba pálido con los ojos sumidos, erupciones en la piel y estaba muy inflamado, supuestamente tenía cáncer de colon.

La lógica era que si podía mover y caminar sobre el agua, muy probablemente también tenía el poder de curar y queríamos probarlo.

Al verme el niño se asustó muchísimo, me hizo sentir incómodo. Me preguntaba quien era mi señor y que si era un demonio.

Para calmar al niño le dije que yo servía a Dios y me dispuse a rezar un padre nuestro. Recuerdo que empecé a sentir miedo y se me olvidaba como iba el padre nuestro y pensaba que el niño no me iba a creer por eso.

Finalmente, al acabar de rezar el niño se curaba. Se desinflamaba y su semblante le cambiaba, alguien entraba en el cuarto (Supongo que era su mamá) y lo abrazaba.

Yo estaba muy preocupado, por que no sabía si había eliminado la enfermedad o la había absorbido y ahora el que tenía cáncer era yo.

Mi siguiente urgencia era ir a ser revisado por un médico, Luis me advertía que no mencionará nada de los poderes por que todas las consultas médicas eran registradas y era conveniente mantenerlo en secreto en lo que averiguábamos que onda.

El consultorio del doctor estaba en un edificio muy viejo, como de NY a principios de siglo, con muchas escaleras de emergencia en el exterior. Por alguna razón la forma lógica para llegar al consultorio era escalando las paredes y entrar por la ventana, así lo hice.

La oficina del doctor ocupaba todo el piso del edificio, solo había un escritorio, no había paredes. De las ventanas entraba luz dorada como de atardecer.

Mientras le contaba al Dr. Mi experiencia de rezo y curación del niño yo jugaba con un vaso hecho de metal y funda de cuero con unas inscripciones raras.

El Dr, a pesar de que era un viejito que me caía muy bien, no me creía nada y básicamente me tiraba de a loco. Me fui de ahí entre triste y preocupado.

Y eso es todo lo que recuerdo…

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