Me gustan los maratones de cine, este año pude aventarme 4, uno por cada estación del año. Me late como para que se me haga costumbre.
El de ayer originalmente no tenía ninguna intención de ir, pero me habló Charlie la semana pasada, diciendo que tenía un boleto de sobra y solo me tuvo que rogar un poco antes de que aceptara. Después de un poco de negociación le conseguí un lugar a Andrés y fui la envidia de mi hermana y de mi primo.
Trabajé un pretexto en la oficina y zas! Ya estaba en el cine. Vero se animó y a la mera hora consiguió entrar.
En la sala me encontre a buen Martin Huarte, que me cae poca madre, a lo lejos salude a Alejandro de la Loza y al Max, y entre Carlos, Gris y su prole nos aventamos doce horas seguidas del Señor de Los Anillos. Ah! pero que bonito es el cine. Me gusta el feeling de estar sentado en la oscuridad y poco a poco irte perdiendo en la pantalla, hasta que se te olvida que estas en una sala y estas involucrado en la historia. Independientemente de que película se trate.
Aunque hay veces, como ayer, en que la película definitivamente influye. Una saga épica.
Me gusto mucho el Regreso del Rey. Valió la pena no haber leído nada. Prefiero por mucho asombrarme con las secuencias que se me presentan, a estar comparando (‘Es que eso, no es así en el libro…’), o estar anticipando a que las cosas pasen o dejen de pasar.
Ah! Me siento muy satisfecho. Me gustaría encontrarme a Peter Jackson y darle la mano y felicitarlo por el gran trabajo que hizo.