Un vasote de café un post y creo que podré empezar a trabajar como Marx manda.
El viernes fue la fiesta masiva de fin de año del Grupo financiero para el que trabajo. El evento fue en el World Trade Center y estuvo muy concurrido. Como evento principal, Aleks Syntek dio concierto, aunque me decepcionó por que no hizo numero de osito panda.
Como atracciones menores pero divertidas, hubo un grupo de fiesta de salón tocando música de fiesta de salón, hubo mucha comida y mucha bebida y también hubo juegos tipo casino donde se jugaba dinero de fantasía a cambio de electrodomésticos también típicos de estas fiestas.
Estuve un rato jugando Black Jack, haciendo amistades efímeras y tratándo de hacerme de una fortuna modesta para comprarme alguno de los premios, pero después de algunas horas de juego cuando fui conseguir un regalo, resulta que mi fortuna de Donald Trump no me alcanzaba ni para una plancha. Triste.
Puedo decir que me divertí. En el gozómetro obtuvo un 7 (Siendo 10 el Maufest DF de este año).
El sábado se coronaron Bicampenoes los Pumas, y mas allá de lo bien que se siente gritar Gol, o de ver la ciudad puma con autos celebrando por las calles, lo mejor de todo es la licencia que tengo de molestar a mi papá por otros seis meses.
(Pausa para mandarle un mensaje de cel: «Pumas Campeón!»).
Circular el sábado en la noche por la ciudad fue un deleite en varios niveles. Entre autos celebrando la Victoria Universitaria y las peregrinaciones de peregrinos, valga la redundancia (escribo eso de lo contrario no vale), hacia la Villa de Guadalupe, la ciudad era un verdadero desfile.
(Respuesta casi inmediata de mi padre: «y tu abuela también!», ah! como gozo)
Y como se acercan peligrosamente las fechas de intercambios navideños decidí ir de compras de temporada de una buena vez. Como en los dos intercambios de oficina en los que ando me tocaron dos mujeres, convoqué ayuda profesional para eso de las compras y el fashion y le pedí a Rosa que me acompañara.
Tenía ya bastante rato de no verla y aún mas de no hacer compras con ella, así que ya se me había olvidado la experiencia, por que a pesar de que el que iba de compras era yo, ella salió como con el doble de bultos, incluyendo adornos navideños al 40% de descuento imposibles de dejar pasar y una chamarra negra de Zara di-vi-na, que funciona como Blazer para ocasiones formales y va perfecta con cualquier cosa para llevar al trabajo entre semana, bueh, en fin.
Pero valió la pena, siete horas y algunas opiniones fashion femeninas después, conseguí todos mis regalos menos uno, incluyendo a mi madre que generalmente es la más difícil.
A trabajar pues, igual ya se me acabó el café.