31 y a veces me siento como de 12.
cuando uno tiene 12 años, (y aqui cuando hablo de uno, por supuesto estoy hablando de mi, no nos hágamos weyes), cuando uno tiene 12 años, los adultos como referencias de autoridad y verdad son indiscutibles. Normalmente el adulto tiene la razón y uno no se pone a pensar por qué.(y cuando digo adultos, quiero decir en primera instancia mis padres).
Fue hasta hace relativamente poco (5 o 6 años), en un periódo de crisis veinteañera de identidad, cuando la noción de que mis padres y la generaciónes anteriores a ellos también fueron veinteañeros se me hizo obvia.
Recuerdo el momento, eran precisamente fechas decembrinas, la familia de mi padre estaba de visita y estabamos todos en el centro de Puebla en una exposición de nacimientos. La estabamos pasando muy bien, como normalmente la pasamos cuando vienen.
Una de mis tías hizo el comentario «¿Se acuerdan que cuando nos conocimos y empezamos a andar todos juntos teníamos la edad de los muchachos? (mis primos y yo)» El tono en que lo dijo no pasó de nostalgia común y anecdótica.
Para mi fue un breaktrough
¿Habrían tenido ellos las mismas crisis del «quién soy», «Cuál es mi propósito», «cómo debo actuar», etc.?, ¿en que momento se pasa de la duda e incertidumbre personal y se convierte uno en referencia de verdad y autoridad? y de haber sido así, ¿cómo fue que superaron las crisis?.
Desde ese momento mi perspectiva cambió mucho. por un lado les dí licencia de equivocarse, lo que ayudaba un poco con los problemas con mi hermana. Entendiendo que de alguna manera habían actuado de acuerdo a lo que desde su punto de vista era lo mas adecuado. Prueba y error (?) — era bueno verlos como personas, hasta me identificaba mas… (?)
Por otra parte el pilar de valores, acciones, y decisiones sobre las que había forjado mi mundo, resultaba no ser tan sólido y seguro como uno podría pensar de niño. Fuerte.
Al día de hoy, igual continuo teniendo crisis existenciales y personales, solo que con esa nueva perspectiva y (según yo) un poco mas consciente de cuales son mis propios –miedos—traumas—inseguridades— y cuales traigo arrastrando de herencia. Y cuando los identifico, primero me azoto un poco, luego los trabajo, los ignoro, o hasta los intensifico… dependiendo del momento y de la inseguridad particular.
El tema con mi hermana se puso mas serio este año y desencadenó en mi madre una crisis que derivó en depresión.
Hace un par de meses en un momento bastante intenso, me confesó su frustración, desesperanza y tristeza con su vida en retrospectiva. Devastante.
Es terrible ver a una persona que quiero sufrir tanto y no estar en condiciones de remediarlo.
Por mas satisfacciones que trate de generar en ella, parece que no es posible compensar 35 años de un matrimonio insatisfactorio (por ponerlo políticamente correcto), y el sentimiento de frustación personal de ser la maestra que hace la diferencia en niños ajenos y no recibir mas que repudio y rencor por parte de su propia hija. Niveles de frustración que soy incapaz de concebir.
Anoche mis padres tuvieron una conversación catártica. (Escuché sin que lo supieran)
Mi padre tiene el mismo sentimiento de frustración, distintos síntomas y válvulas de escape, pero frustración inmensa al fin. En su perspectiva, son 50 años de trabajar y proveer a su familia para que al final de sus días, no tenga retribución y/o reconocimiento. 50 años de esfuerzo que no le consiguieron la tranquilidad final que el quiere.
Ambos están esperando el fin. Contando que con eso sus problemas y agobios se vayan. Y lo están esperando solos, cada uno por su lado.
Me da infinita tristeza.
Creo que para entender su situación es necesario conocer su historia.
Ambos vienen de familias Mexicanas tradicionales de mitad de siglo. Mis abuelos, no hacían otra cosa mas que trabajar para proveer, mientras mis abuelas se encargaban de mantener el núcleo familiar «estable». Usualmente a costa de su dignidad y cualquier plan egoísta de realización individual. Abnegadas y tradicionales mis abuelas. Simplemente por que así eran las cosas, status quo.
Mi abuelo paterno era ferrocarrilero, casi nunca estaba en su casa. Dedicó toda su vida a proveer materialmente. Lacónico y algo seco con su familia (según lo que conozco)—-
El día en que se jubiló, se encontró con un hogar forjado de lejos, dónde toda una vida de trabajo no le garantizó el amor y tranquilidad que el sentía que se merecía. Mi abuelo vivió solo en un departamento separado de su familia hasta poco antes de su muerte, de enfisema pulmonar.
Mi papá desde los 15 años también jugó el papel de proveer para su casa. Siguiendo el ejemplo de su padre, trabajó y trabajó. Y cuando dejó de ser un pilar en una familia, ya tenía otra por la cual ver. Y vió por ella de la única forma que sabía, trabajando y proveyendo.
Hubo evolución, no lo puedo negar a pesar de que recuerdo muchas temporadas de no verlo por estar trabajando, lazos fueron forjados, aunque con la misma falta de comunicación y expresión hacia su familia heredada de su padre.
Es muy creepy cuando me doy cuenta que mi falta de expresión hacia las personas que quiero, y el trabajo que me cuesta demostrar cariño se lo debo a ese ejemplo.
Mi papá esta repitiendo la historia de su padre. Sintiendose orgulloso de haber cumplido con «su parte», de proveer, dar y procurar que no le falte nada a su familia.
Con ese mismo orgullo reclama lo que para el es justo, toda su inversión de trabajo retribuida en cariño incondicional y una familia estable y agradecida.
Veo ahora por que mi papá sigue apoyando a mi hermana. Sigue siendo la única que depende de él. A pesar de tanta mentira y traición, ella lo sigue necesitando materialmente y es ahí donde el puede demostrarse útil, donde puede demostrar su cariño en la forma que sabe.
Mi madre, quinta hija de 10 tuvo influencias cruzadas. Por un lado la dedicación abnegada y devota de mi abuela hacia sus hijos en medio de una familia mexicana hipertradicional, y por otro lado viviendo a medias la «rebelión» y cambio social que hubo en el ’68.
Mientras que porla derecha estaba inmersa en un hogar conservador, que de alguna forma funcionaba, por la izquierda había ideas de cambio atractivas pero que traían los riesgos que traen los cambios.
Mis padres se casaron el 17 de Diciembre de 1971. Después de un año de conocerse. Mi madre tenía 25 años y mi padre 30 recién cumplidos. (¡Ambos mas jóvenes de lo que yo soy ahora!).
Me gusta imaginarme que sus dos primeros años de matrimonio fueron muy felices. Mi papá tenía un buen ingreso, andaba con gente importante en su medio y se daban una muy buena vida. Evidentemente resultado de su compromiso y convicción hacia el trabajo.
Me cuesta trabajo imaginarmelos como jóvenes enamorados. Aunque si los veo felices y satisfechos.
Mi hermano nació en el 73, luego seguí yo en el 75. Antes de nacer mi hermana en el 78, mi madre tuvo un aborto. Aunque yo era muy pequeño, sin duda fue parte de la mezcla de eventos que nos marcó como familia.
me imagino que en el inter tuvieron problemas, como cualquier pareja. Problemas derivados de la falta de comunicación de mi padre y la inquietud «reblede» de mi madre por no ser una ama de casa abnegada como mis abuelas, lo que le rompía el esquema de familia a mi papá.
Teniendo yo como 8 años, los problemas se agrandaron al nivel de que hubo un periódo de separación. Sinceramente, yo no lo recuerdo, y me molesta no recordarlo. Supongo que es algo traumático para un niño ver a los pilares de su vida dudar y pelear, y mejor decidí olvidarlo. No estoy seguro como afectó a mis hermanos, pero debió de haberlo hecho también.
Mis padres se decidieron dar otra oportunidad «por nosotros». Depositaron las expectativas de su relación en nosotros tres. Creo que en el corto plazo puede parecer razonable, pero 20 años después, ni el núcleo familiar formado por mi hermano a imagen y semejanza del suyo, ni cualquiera de mis logros consigue compensar las necesidades individuales que como pareja necesitaban.
El choque entre mis padres se encarna perfectamente en mi hermana. Ella ha sido el medio que transporta y refleja las frusrtaciones de su relación. Es probablemente la mas afectada en la situación. Su conflicto ha de ser terrible.
Analizando su historia y la de mi familia no es mi intención hacer ningun juicio. Después de todo, están igual de perdidos que yo. Sólo que ellos se lo están cuestionando 30 años después.
Quisiera comprender la motivación de cada uno y tal vez actuar en consecuencia, pero encuentro extremadamente difícil hacer todo éste razonamiento práctico.
¿Cómo aconsejarles, qué decirles, qué hacer?.
En alguna crisis propia o de alguien semejante. Normalmente me es posible aconsejar o encontrar motivaciones. Tengo un montón de tiempo para encontrar satisfacciones y trabajar en ellas.
Según lo que escuché anoche ya ninguno de los dos tiene suficientes motivaciones para seguir.
Estan dispuestos a sentarse a ver pasar sus últimos días sin esperanza de realización o satisfacción individual.
Pusieron expectativas propias en nosotros, en lugar de si mismos.
Me duele su desesperanza y su frustración. Me duele y me pesa. Aunque se que no debería de apropiarme de sus problemas, ya que no esta en mis manos resolverlos, es muy duro verlos sufrir tanto.
Aunque trabaje en arreglar la relación entre mis hermanos, no sería suficiente. Aparte, eso lo haré por nosotros.
En fin, me encuentro en proceso de digestión de ideas, de todo lo que escuché anoche y cómo lo puedo utilizar para mejorar yo.
Aprendiendo de ellos.
Aún en estas situaciones tengo cosas que aprenderles y como todo lo que me han enseñado en esta vida, se los agradezco infinitamente.