Pinche migraña me ha mermado el sábado. No es que hubiera tenido muchas cosas que hacer pero no me dan ganas de hacer mucho. Los remedios usuales no están jalando, ya me tomé unas aspirinas, hice siesta y nada. A ver si escribir un post funciona.
Julio de 2008 bien puede ser el mes que menos he posteado en la vida de este blog. 4 pinchurrientos posts. Me debería de dar pena.
La semana pasada fue intensa y se fue rápida.
El miércoles fui a Guadalajara a ver a un cliente cuya fábrica se le quemó. Casi nunca salgo de viaje asi que me entretiene cuando lo hago.
En la visita a la fábrica me acompañó un individuo de otra aseguradora que le sabe mas a eso del peritaje in situ, mientras veíamos las secuelas del incendio me platicaba cosas muy interesantes del comportamiento del fuego, materiales, estructuras, etc. El ingieniero que vive en mi se emocionó.
Cuando viajo en avión, camión o cosa que se le parezca, normalmente escojo pasillo por razones ergonómicas y de volumetría (Osea que estoy muy gordo y así voy mas cómodo, pues).
En este vuelo de regreso me tocó ventanilla para variar. Creo que tuve suerte, por que me tocó ver un atardecer espectacular. Rayos de sol pegándole a unas nubes blancas blancas blancas, con cielo azul azul azul azul de fondo. Padrísimo. Aparte las nubes se veían tan consistentes y pachoncitas. Eran como blancos chongos zamoranos en el cielo.
Y para complementar al llegar a la ciudad había mucho menos contaminación que en un día estándar. Se distinguían perfecto, calles y edificios a lo lejos. Una experiencia Googlemapesca.
El gran pachangón en el cielo.
El encanto se acabó cuando llegúe al aeropuerto y en mi trayecto a casa hice mas tiempo que de Gdl al D.F., pero ya para entonces iba de un buen humor inquebrantable.
La migraña se apacigua, pero no se va. ¡cheil!