Maufest ’04 Parte I.1 – D.F.
El primer fin de semana del Maufest ’04 estuvo bastante decente.
Viernes: No hubo plan alguno para salir. Así que decidí irme a mis horas de la oficina y llegar relativamente temprano a aplastarme a no hacer nada en mi casa, descansar, chance ver una película, en fin Relax.
Llegue a mi casa y no había nadie, me organicé una cenita me puse cómodo y justo estaba poniendo el DVD de Lost Boys que me presto Adriana hace como mes y medio y no había visto cuando suena el teléfono. Mi tía Lilia se había infectado de un virus y estaba recibiendo miles de mails que no la dejaban hacer nada. Así que mi tarde-noche me la pasé haciendo de soporte técnico por teléfono. En fin me dormi temprano.
Para el sábado tenía una larga lista de cosas que hacer para preparar el Maufest en casa de Carlos. Como primera prioridad escombre mi coche, básicamente moví todo lo del asiento trasero a la cajuela, y tire algunas cosas que no servían y reorganicé mis CD’s .
Me fui a cortar el pelo. Después de el fiasco de la semana pasada, me fui un poco mas tarde para asegurar que estuvieran abiertos. Como eso de las 11:30 ya estaban abiertos y por supuesto atascado de gente, el peor día para ir a cortarse el pelo es el sábado, todo mundo va. Pero en fin me lleve un libro y lo tomé con calma. Antes de mí habían 3 personas y 2 niños como de 8-10. Uno puede deducir si vienen acompañando a alguien o vienen a cortarse el pelo, por las matas que se cargan. Estos traían sendos afros marca llorarás, pero venían solos. Yo me acuerdo cuando iba solo a la peluquería con mi hermano a esa edad, no me gustaba, siempre era mas fácil que alguno de mis padres hiciera toda la gestión con el peluquero mientras yo me la pasaba leyendo a Archi o a Porky. Cuando íbamos solos me sentía como desprotegido y hasta atarantado.
Reconocí lo mismo en estos niños , se veían como inseguros, como si no supieran que estaban haciendo ahí.
Empezó a llegar mas gente, y conforme cada peluquero se desocupaba ya cada quién sabía cuando era su turno. Pasaron los 3 cuates que estaban antes de mi y sólo quedaban los niños. No se quién haya llegado primero, pero para mi que alguno de los que estaban antes de mi se vio gandalla y le ganó el lugar a los niños.
Se veían como perdidos, como en la baba, como que no sabían como quejarse, me recordaban a mi mismo hace 20 años, así que hice lo que tenía que hacer… cuando se desocupó un peluquero me paré y aperré. Ni pedo tenía mucha prisa y muchas cosas que hacer.
Ya con el pelo cortado, otra de mis actividades era comprarme ropa playera para el Maufest Acapulco. Dígase un traje de baño y una playera primaveral nueva para celebrar como se debe. Me compré el bañador, y la única playera medio interesante que vi la tenían solo en tallas pigmeas y uno que es robusto, (por no decir panzón) pos nomás no. También visité la zona de tallas extras en la tienda, pero han de pensar que a parte de gordo tengo mal gusto, pura pinche ropa horrosa.
En fin, de ahí me metí al super a comprar jugos, refrescos, vasos y botanas varias para la noche.
En otra nota al margen no me gusta ir Walmart desde que dejó de ser Aurrera. Desde el cambio de nombre decidieron cambiar la distribución de la tienda y pues después de ir al mismo super toda la vida, me caga no poder encontrar todo en su lugar. Pero ni pex, era el que quedaba cerca.
Mientras hacía mi super, me vi bien practico y deje a lavar el coche y taché otro pendiente de mi lista. Continué con mis mandados y llevé el coche al eléctrico, por que desde hace un par de semanas no le servía el faro derecho.
No sé, pero como que da pena andar en la noche con un solo faro. Así que llevé a arreglar mas que por seguridad, por pena. En fin, mientras el señor eléctrico le metía mano, me almorcé unos tacos de carnitas y una coca en la carnicería de junto. No, pero si traía un timing perfecto.
Desde que descubrí el precio de las botellas en COSTCO, me enganché. 2 Absolut Azul de a litro por $330, si rinde. Así que pasé a comprar ahí las bebidas vaciladoras. En camino a las cajas hubo que sacrificar un cartón de chelas por una camisa que vi lo suficientemente primaveral como para ser digna del Maufest.
En chinga pasé al zapatero (nomás para checar que estuviera en sus zapatos y que los míos los tuviera listos), a la tintorería y a comprar hielos para poner a enfríar a las gracielas. De ahí pisa y corre a casa, y llegué a casa de Carlos para empezar el reven a las 4:30.
(…hora de comer… continuará)