En un episodio de Galería Nocturna (Serie setentera de misterio) donde una mujer millonaria es ciega. La cegera de la mujer es al parecer algo muy raro y la única cura es que alguien vivo le done sus ojos para que ella recupere la vista por algunas horas. La millonaria resulta también ser una desgraciada perra y se consigue a un cuate con una deuda con la mafía y le compra sus ojos para el transplante. Cuando le hacen la operación ella manda poner todas sus obras de arte, joyas y objetos preciosos muy bien acomodados en su penthouse mega lujoso de Manhattan, para poder apreciarlos las pocas horas que tendrá de vista.
Al fin cuando el Dr le quita la venda, ella ve por un segundo un candelabro muy elegante y de repente, zas! deja de ver. Resulta que el momento coincide con un mega apagón de Nueva York en los 70´s que duró varios días. Y la señora pues se pone un poco de malas.

Siempre pensé que si te van a hacer una operación carísima, donde esta cabrón conseguir un donador de ojos y aparte solo vas a recuperar la vista por unas horas, pues sería mala idea hacercéla por la noche.

La cirugía Lasik para corregirme la vista fue a las 6 pm, y recordé ese episodio de Galería nocturna.

La hora de espera antes de la cirugía se me hizo eterna. Mi humor no podía estar mejor.
Por fin me llamó la enfermera, me pidió que dejara en la habitación mis efectos personales incluyendo los lentes. Me dirigió a la sala de operaciones dónde ya estaba el Dr. y un par de enfermeras asistentes (No tan feas por cierto!), me pusieron una batita sobre la ropa, me lavaron los ojos, me pusieron una cofía y me pidieron que me sentara en un sillón y me dieron un par de pelotitas de hule de esas para el stress. «Jejeje,que tierno» pensé.

En fin, el Dr. para tranquilizarme me dijo que me iba a explicar todo lo que le fuera haciendo a mis ojitos pispiretos. Yo en el mas cool de los planes, seguía entusiasmado y estaba seguro que podía pasar por la cirugía de una forma estoica y digna.

Primero, pusieron unas gotitas de anestesia para que no sintiera nada en los oclayos, luego unas pinzas tipo Naranja Mecánica, no fuera a ser que cerrara el ojo y el laser me atravesara el párpado (Así como pa’l piercing), y empezó el Rush.

Durante la operación no hubo absolutamente nada de dolor, pero el estar viendo instrumentos que entran y salen del ojo, cortan, sacan, levantan, suenan y queman no es algo que se pueda tomar tranquilo. Creo que el momento mas fuerte es cuando se ve como desprenden algo con la advertencia de «vas a dejar de ver un segundo….» fuck!. Cuando me di cuenta, mis manos casi sangraban de apretar las famosas pelotitas (las de hule…).

En el laboratorio de física de la facultad de ingeniería había una práctica donde se experimentaba con la luz, refracción y ondas de esas (ondas-partículas, pues). En esa práctica había que usar prismas y un aparatito que emitía un rayo laser parecido a los de los apuntadores. Recuerdo que durante esa práctica el laboratorista puso un letrero que decía «CUIDADO! No vuelva a ver el Laser con el ojo que le quedó». También me acordé de esa práctica.

Cuando acabaron con el ojo derecho, me lamenté el no haber seguido el consejo de Salvador Leal y tomarme unos tragos antes de la operación.
A mitad de la talacha en el ojo izquierdo medió racionalizé el asunto y me relaje un poco, ayudo que el Dr. estaba chacoteando con las enfermeras acerca de su última visita al proctólogo. «Así como uds llegan a una edad en que tienen que hacérse el papanicolao, los hombres tenemos que hacernos el cacanicolao», decía el ocurrente Dr.

Al fin acabó la cirugía, me pusieron de pie, me colocaron unos googles (visores no buscadores) como de mosca, que tenían el propósito de que no me tocara los ojos. Me imaginé los conos que les ponen a los perros en el cuello para que no se toquen las heridas. Y me mandaron a mi casa.

Ya en el camino me dio el bajón después de la experiencia, que no le pide nada a algun deporte extremo en cuanto a generación de adrenalina se refiere, y me cuajé.
Llegué a mi casa y acabé de cuajarme hasta el día siguiente.

Al otro día, con mis visores de Blue Beetle mi hermano me llevó con el Dr. quien me revisó y vio que todo estaba en orden, mis ojos seguían siendo dos y seguían en mi cara. Me recetó unas gotas y me dijo que nos veríamos hasta dentro de un mes.

Testimonios de amigos y familiares que se han operado coincidían en que la vista después de la operación es otro pedo, que si los colores, los detalles, etc., siempre pensé que era una exageración. Pues no.

No se si influyó que el día estaba aparte muy bonito, pero no-ma-mes, como comercial de Kodak, los colores eran otro pedo de brillantes, ¿Te cae que el cielo es así de azul?, hasta los volcanes se veían preciosos, todo, todo, todo, se veía distinto.
Estoy muy muy feliz.

Tan feliz estaba y tan bien me sentía que me ofrecí para acompañar a mi madre a una comida hasta donde nabor tiró la chancla. Manejé de día, estrené lentes oscuros, comí rico, saludé a un ex-gobernador, comí rico, manejé de noche y entre otras cosas que merecen posts aparte.

Aun veo un poco borroso de un ojo, lo cual según el Dr es normal, el brillo de la luz me molesta un poco, no mucho (aguanté el post completo) y recuperé la capacidad de asombro por medio de uno de los sentidos, cosa que hace mucho no me pasaba.
Habré de poner un poco mas de atención en los otros 4.

Fase II del Extreme Makeover: Completa