Decidimos no abusar de la mañana y no programar actividad, nos quedaba un poco apretado y además todos necesitábamos el descanso.
La mañana la dediqué a surcir mis shorts que se me habían rasgado con una silla rebelde, y para mandar la crónica correspondiente, por que de ahí en adelante quien sabe si tendríamos wifi o no.
A media mañana nos recogió un chofer jetón quien nos llevó, junto con un grupo de irlandeses, un ruso y dos inglesas, a la frontera de Zimbabwe y Botswana.
Mis zapatos habían acabado empapados por las cataratas victoria, así que tuve que cruzar la frontera como refugiado, con mis zapatos en la mano.
Del otro lado ya nos esperaba un chofer para llevarnos al Kubu Lodge.
El Kubu Lodge, está justo junto al río Chobe. Un lugar súper nice, con familia residente Bushbucks, (una especie de antílope) y unas cabañas de madera muy bien instaladas. Aquí en lugar de aire acondicionado había un par de ventiladores en cada cuarto, y aunque los enchufes no estaban tan variados como el de Victoria Falls, aún había para conexión europea y en este caso el wifi era poquito y solo en la recepción.
Nos instalaron y nos dieron de comer. La comida se sirvió en una terracita con vista al río, de esas que solo las vacaciones pueden dar.
Ya comidos se nos avisó que la salida al «Game Drive», que es como se le llama a la actividad de ir a ver animales era a las 3. Y a la una, a las dos y a las 3 nos fuimos…
Nuestro guía se llamaba Brave, y pasó por nosotros en una camioneta que era algo así como una pick-up modificada, con tres hileras de asientos en la caja y un toldo. Cada hilera un poco mas alta que la anterior para así garantizar la vista de todos.
Nos explicó que íbamos a entrar al Chobe National park y que ahí nos íbamos a encontrar algunos animales, que mientras permaneciéramos sentados y callados íbamos a estar bien.
El parque, que también está en la orilla del río, estaba muy verde, ya que por estas fechas es lo que se le conoce como «green season», que es cuando acaban las lluvias y la vegetación esta al máximo. En los meses de invierno, toda esa misma zona es un desierto, pero igual como esta cerca del río, los animales se acercan a beber.
Entramos al parque guardando silencio sepulcral y a la expectativa. Lo primero que vimos fue un impala leeejos leeejos, y nos emocionamos. Después a la distancia alcanzamos a ver algunos elefantes y nos emocionamos mas. Brave dijo que nos iba a llevar mas cerca, y arrancó la camioneta. Yo no sabía que nos iba a llevar a darles la mano.
Nos llevo a no mas de 10 metros de una manada de 6 o 7 elefantes, incluyendo un par de elefantes jóvenes (elefantitos!) realmente espectacular.
El parque nacional de Chobe es conocido como la Meca de los elefantes. Me quedó claro. Esa tarde vimos elefantes a discreción.
En cuestión de minutos estábamos rodeados de animales: Impalas, Hipopótamos, Búfalos, changos, jirafas, zebras, mangostas, bueno hasta Dung Beetles vimos, que son escarabajos de unos 10 cm que se dedican a arrastrar la popo de otros animales para hacer sus casas. Increíble.
Tres horas se fueron como un suspiro, nos tuvimos que regresar por que el parque lo cierran antes de que se haga de noche, todavía de regreso al lodge en medio de un atardecer espectacular con un arco iris doble, nos encontramos con un grupo de elefantes cruzando la autopista. Tan inesperado que no me dio ni tiempo de sacar la cámara, aunque la imagen de irnos alejando de la sombra de los elefantes contra el atardecer no creo poderla olvidar.
Con la sola experiencia de ese día ya estaba convencido que lo que me haya gastado, me salió barato.
Regresamos al lodge muy emocionados. Nos dieron de cenar y nos fuimos a dormir ya que la salida al Game drive del día siguiente era muy temprano. Dormí al sonido del río.
Al otro día, llegamos al parque a eso de las 6:15am y ya había un montón de autos esperando entrar. Ese día no tuvimos tanta suerte, pasamos cerca de una hora sin ver nada. Ocasionalmente Brave nos señalaba algunas aves, que si bien estaban muy bonitas, no eran tan impresionantes como el festival de animales del día anterior.
El chiste de hacer el drive tan temprano es lograr ver a los animales que hacen su caza en la noche, básicamente gatos.
Por el radio alguien avisó y paso el tip de una manada de Búfalos, y ahí nos lanzamos para verlos de cerca.
A la media mañana el guía encontró una sombrita y diligentemente hizo una parada para darnos té y galletas.
Justo cuando ya nos estábamos resignando a ver todo menos gatos, aparecieron unos changos haciendo escándalo, el ruido que hacían era alerta por depredador, y efectivamente, no muy lejos de ahí estaba un León tirado a una sombra, la voz se corrió y todos llegaron a verlo. Estaba encima de una loma y apenas se le veía la cabeza, pero eso fue lo de menos.
Nos regresamos contentos de haber visto al león a desayunar y pasar el resto de la mañana en relax junto a la alberca y el río Chobe.
Por la tarde, el plan fue tomar un paseo por el río. Brave el guía resultó tener una vista de águila, y nos estuvo dirigiendo la vista a la orilla para ver desde colibríes hasta elefantes.
Justamente uno de los highlights del paseo fue ver una familia de elefantes, bebe incluido, bajar a beber al río, espectacular. También nos toco ver como un hipopótamo hizo un sprint de unos 10 metros fuera del agua, pero en chinga. Nos dijeron que pueden correr hasta 40 km/h.
El río Chobe separa a Botswana de Namibia, y en medio hay un pedazo de tierra que escasamente puede llamarse isla, que según nos informaron fue objeto de casi una guerra entre los países. Resulta que en temporada de río bajo, los animales llegan caminando a esa isla y como son patrimonio pues era un pleito por que supuestamente el lado Botswano, que es un parque nacional, los quiere proteger, y el lado Namibio, que es de granjeros se dedica a matarlos si es que los animales ponen en peligro sus cosechas.
Finalmente una corte internacional le dio la propiedad a Botswana, quien plantó su bandera y puso una estación militar para cuidar la isla.
Durante el regreso el atardecer estaba tan bonito, que hasta me puso de malas. No, no mames, no. Que espectáculo, uno de los mejores que he visto en mi descolorida vida.
Evidentemente después de la desmañanada, caímos temprano.
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