Uno tiene mucho tiempo libre para pensar cuando va en la carretera.
Al principio iba ocupado en no perderme (aún así me perdí la segunda vez y acabé en la libre de Irapuato), pero conforme he estado recorriendo la misma carretera he podido ir apreciandola.
Como toda carretera que se respete tiene un anuncio de Brandy Osborne en forma de toro gigante.
Me entero por la Wikipedia que el toro es patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España
(El internet le ha quitado muchos misterios a la vida)
La hora en la que salgo me ha regalado unos atardeceres bien sabrosos y hasta ahora el camino no ha sido para nada dificil o pesado.
Aproveché para ponerme al corriente con los podcasts de La Chora interminable y le estoy entrando a los audiolibros. El primero fue «Tough Shit» de Kevin Smith, narrado por el mismo, que está bastante ameno. El libro me duro un viaje y un par de horas ya llegando a mi destino.
Luego me recomendaron «The Name of the Wind» que en audiloibro dura mas o menos lo mismo que el Ramadán, pero que le he agarrado el gusto en el transcurso de los viajes.
La ventaja del Audiolibro es clara cuando uno va manejando. Te van contando el choro muy rico y el tiempo se va volando.
He escuchado algunas opiniones de que puede ser peligroso, creo que mientras se le de prioridad al camino no debería de haber problema.
La desventaja es que es un poco mas complicado detenerme a saborear un parrafo o una frase, o volver a leer algo que no entendí. Pero bueno, nada grave.
En el difícil ejercicio del desapego, he estado regresando a la ciudad de México cada fin de semana. Eventualmente espero dedicarme a conocer la ciudad, sus alrededores y recorrer mas carreteras.
En mi experiencia es bien peligroso el Audio libro y el volante. Yo si me vuelo. Cuando me doy cuenta no estoy en una persecución en el viejo oeste sino circulando encima del camellón de Dr. Vértiz.