Hoy llegué temprano para avanzar un poco el trabajo, y lo que he avanzado es la navegada diaria. Ya es ganancia.
El auto se descompuso. Ya lo sentía medio atarantado al acelerar, pero a raíz de un educado y hablador «yo te llevo», que me hizo conocer la recóndita y empinada delegación de Cuajimalpa, pues no dió para mas.
El diagnóstico fue el clutch falleció. Ya no sirve y hay que ponerle uno nuevo.
Hay una realidad alterna donde hago ejercicio, hablo 5 idiomas, voy a fiestas en la Mansión Playboy, tengo una casa en la playa y además se mecánica automotriz para poder al menos meter las manos cuando de diagnósticos mecánicos se trata.
Supuestamente el taller donde dejé el coche es «de confianza», pero aún así el costo del embrague y piezas que lo acompañan esta infame.
Bueno, hora de ponerme el disfraz de burócrata…
Sí es el tsuru, yo se lo arreglaba, chas