Jerome fue otro de los personajes memorables, desde el día en que lo conocí una semana antes, y hasta que me despedí de él, siempre andaba malo del estómago por algo según el «delicioso» que había comido, pero esto nunca fue obstáculo de que siguiera comiendo y bebiendo como vikingo. También es importante mencionar que a Jerome se le veía de forma intermitente un día si y otro no. Un día se la pasaba en el baño o tirado en el hotel y otro celebrando como springbreaker.
Cargados de cervezas llegamos a la casa y medio organizamos el pedo. Se consiguieron mesas y sillas, hielo, botanas y una grabadora, y comenzó a llegar el cuorum ya presentarse alguna que otra bronca.
La primer bronca que hubo fue que, atendiendo a las normas internacionales de higiene, se equipó al baño con el pachoncito y demás accesorios necesarios. Solo faltó agua. La bomba se descompuso y cada uno de los invitados pasó a verla afirmando que efectivamente estaba descompuesta y demostrando que nadie sabía un pito de mecánica. Igual la que mas sabía de mecánica era la mamá de Sven, pero como nadie le entendía…
El problema se solucionó sin mayor sudor cuando se habilitó otra casa al otro lado de la calle para ir a hacer uso de las instalaciones sanitarias.
La segunda bronca fue la música. Los únicos discos con los que contabamos eran de la colección privada de mis tíos, que aunque contaban con éxitos como «La Pollera Colorá», no daban mucho aguante para una fiesta de la magnitud pretendida. En un principio creí tener la situación controlada, ya que contaba con mi MP3 Walkman con música para toda ocasión, pero por salir de malas de mi casa olvidé mi transmisor de FM y no había como hacer llegar el sonido a la grabadora.
Lo bueno fue que, como niño, anduve cargando mi juguete nuevo para todos lados y en un momento se armaron unos discos para amenizar el huateque.
La fiesta estuvo muy buena, conocí a los amigos extranjeros de los novios y jugamos Feudalismo, el juego de cartas institucional de la famila (que detuvimos dsicretamente cuando quedó una iglesia gringa, un rey aleman y los mexicanos eramos los lacayos). Cumplimos con la tradición Alemana rompiendo algunos platos pozoleros, Bailamos y nos divertimos como enanos.
Para cuando la fiesta estaba en su máximo la banda europea resultó ser bastante fresa y empezaron a desertar poco a poco (Empecé a sospechar cuando noté que solo comían cemitas vegetarianas) y nos dejaron a un grupo reducido con ganas de mas fiesta.
Probablemente la freses de los extranjeros se debió a la aplicación del dicho «A donde fueres…», ya que el estado de Puebla según me voy enterando es de lo mas fresa del país. Como ejemplo, no hay Bar, antro, disco, tugurio, congal, o establecimiento que se mantenga abierto después de las 2 a.m. así que nos fue de doble grado de dificultad encontrar un lugar abierto. Llegamos a un Bar (El Molino Rojo) cerca del hotel donde nos estabamos quedando. El Bar en cuestión tenía una Rockola en sincronía con una megapantalla donde se proyectaban videos de las canciones elegidas, resulto novedad para mi.
Después de un rato de continuar la celebración, el staff empezó a mandar indirectas como pasarnos la cuenta y bajar la cortina del negocio, ésto sumado a los ronquidos en Dolby que se estaba aventando el Dueño del lugar en una mesa de junto, nos hicieron partir.
Como todavía nos quedaban algunas cervezas de la fiesta original nos decidimos ir al cuarto de hotel de mi primo Bat a acabar el asunto.
8 personas en un cuarto de 2×2 (literal), con cerveza, cigarro y música, creo que nos convertían en el mejor antro en Puebla a esa hora. Acabamos Tarde.
Y no fuiste a los tacos!!!!!!! Queestaban ricos, muy ricos.