El espiritu navideño es rudo. Ya sea por convicción o por costumbre todos deciden tomarsela mas tranquilo en esta época.
Los proveedores mandan su respectivo tributo en agradecimiento, la gente gasta dinero esperando que refleje su apreciación por el prójimo y todo el mundo celebra a la menor provocación.
Por ejemplo, el taquero de bicicleta que se pone a una cuadra de la oficina por hoy dio sus tacos gratis, la pizzeria donde normalmente pido en casa, mando calendario y demas promocionales, que si bien chafas siento que tienen tanto cariño como rebabas.
También hoy recuperé un poquito de fe en la humanidad gracias al intercambio de la oficina. Casi apostaba que nadie iba a cumplir mis caprichos navideños, pero me equivoqué.
Aunque todavía no descifro el significado del disco de villancicos que me regaló (que no pedí) y no se si interpretarlo como un detalle navideño desinteresado o como una sutil venganza pasivo-agresiva.
No oompa loompa hardcore? 🙁
[…] En fin. El intercambio navideño en la oficina ha vuelto después de un año de descanso. La última vez que lo vimos fue en el 2011, donde un oompa loompa acepto mi reto y me dio una foto suya vestido de Santa Clos. […]