El sabado, que es como el domingo musulmán, dormimos sin prisas y conversamos el cafesito en pijama como se debe hacer en fin de semana.
Han sido dias ocupados asi que aprovechamos el momento para coordinar agendas, ver quien tiene cual juego que día que día hay que trabajar y cuadramos algunas cenas y comidas para los días disponibles.
Al medio dia nos fuimos a almorzar a un bar mientras veíamos el juego de Túnez-Australia. Entre la comida, las cervezas y que esa noche nos tocaba desvelarnos por el partido de México, regresamos a la casa a tomar siesta colectiva.
Ya mas en la tardecita desperté para ver el Polonia-Arabia Saudita y hacer matemáticas de los resultados que necesitaba México para pasar a la siguiente ronda. El Juego de Francia ni lo vimos porque nos fuimos para el estadio Lusail.
Después de dar algunas vueltas como mayates, finalmente encontramos donde nos tocaba estacionarnos y nos unimos a la fiesta. La cantidad de Mexicanos era significativamente mayor que de Argentinos y se respiraba un humor muy festivo.
El estadio en mi impresión era dos terceras partes verde y una tercera parte albiceleste. Los cánticos Nacionales sonaban uno tras otro, el himno nacional hizo retumbar Lusail y el único grito argentino que llegó a los mismos decibeles fue cuando presentaron a Messi.
Nuestros lugares también estuvieron fantásticos justo atrás de la portería (Donde no se metieron goles :/ ). Estaba sentado junto a un compatriota que estuvo dormido gran parte del juego: Le pregunté si se sentía bien, o que si acababa de llegar y traía jet lag. Y el me dijo que llevaba 3 días de fiesta sin dormir. Muy fancy ir a un mundial para dormirse en el estadio.
El grito de México y el cielito lindo sonaron por toda la primera mitad del juego, fue a durante la segunda mitad cuando Messi anotó su gol, que como en canción de José Alfredo: Los Mariachis callaron.
La porra mexicana quedó silenciada y nunca se pudo volver a prender. Ya antes de la copa nadie esperaba que esta selección le ganara a Argentina, pero la vibra de tanto mexicano en la misma sintonía y la esperanza es contagiosa. Nosotros solo trajimos a 80mil Mexicanos, ellos trajeron a Messi.
Afortunadamente no nos tocó ningún altercado entre aficionados de camino al coche. Todos muy civiles la verdad. Yo hice mi parte de Fair play, felicitando a un par de grupos argentinos random por un juego bien jugado.
Llegamos a la casa directo a dormir y desawitarnos con la almohada.