febrero 07, 2005

Ayer por la mañana fue el bautizo de mi sobrina Ana Paula. No fue nada grande, la bautizaron en serie junto con otros 7 u 8 criaturas y después de eso, los familiares cercanos y padrinos nos fuimos a comer comida italiana.

En general estuvo bien, pero la gripa estuvo muy jodona. Hasta consideré no ir a la Boda de Mayté y Lalo. Pero un Afrinex y una siestita me cambiaron de humor y me fui a la boda.

Entre que iba solo y que no podía tomar alcohol por estar tomando medicina, decidí mentalizarme para tratar de agarrar un «Natural High» y divertirme lo mas que se pudiera.

La misa estuvo corta. Por cierto tiene mucho tiempo que no voy a una boda donde se arroje arroz, ya nadie avienta arroz, parece que ya no esta de moda y/o no es políticamente correcto. En algunas bodas al parecer se usan las burbujitas de jabón y en otras, como la de Mayté y Lalo, nos dieron a todos campanitas para que las sonáramos. No se cual haya sido el efecto intencionado, pero la iglesia sonaba como asamblea de sindicato de carritos neveros. Pero bueno.

Tan pronto salimos de la misa yo ya traía en mi cabeza el checklist de música de boda a oír, en particular el sonsonete inicial de ?La vida es un carnaval de Celia Cruz?, que, como en cualquier boda que se respete se toca ¿no?. Pues no, en esta boda no se tocó a Celia y me hizo quedar mal como conocedor de formatos de bodas.

Pero fue realmente la única excepción, ya que se tocaron cosas como, la Disco Samba, YMCA, Caballo Dorado, Rock en español de los 80?s y como toque especial una selección de cumbias baruleras que de ser recopiladas en algún disco éste se debería llamar: «Cumbias para cerrar la calle» o algo así. La selección incluía la canción de la Antena Parabólica, lo que resarció no tocar el Carnaval de Celia.

Pero bueno, pasó el baile de los novios, el brindis, las fotos, la cena y demás protocolo y empezó el bailongo. (Word sí reconoce la palabra bailongo!), al principio hubo un momento bastante incomodo cuando todos mis amigos en la mesa salieron a bailar junto con sus parejas y me quedé como el chino en la mesa. Cheil! Decidí que aunque sea tengo que conseguirme una pareja de baile, para alguna emergencia de esas. Pero bueno, después de las primeras piezas ya se fueron alternando y a petición del público pude bailar con todas las parejas de mis amigos, lo cual resultó ser lo mas interesante de la noche.

Cabe mencionar como precedente, que en realidad no soy un gran bailarin. En realidad me sé como tres pasos, que siempre repito, pero me divierte mucho.

Primero bailé con Isela, la novia de Alonso. Que realmente fue X, ya que casi luego luego pusieron música Disco con Can’t Take my Eyes off you (que para mi gusto fue muy temprano en la fiesta), seguida de la rueda a-la-griego, que todos conocen, por lo que no hubo demasiado chance de bailar en pareja.

Al deshacerse la rueda, me vi bailando con Bety, la esposa de Hector (quien no baila ni los ojos). Bety llenita y simpática, y como yo, con la mejor disposición para divertirse, resultó ser una con las que mejor me entendí.

Poco después saqué a Andrea la novia de Mario a bailar un ritmo mas salsero. Este si fue un momento difícil, ya que Andrea a eso se dedica, es bailarina de Flamenco o algo por el estilo. Así que aquí hubo que haber mayor concentración en el movimiento de pies y hacer lo posible por que el baile fuera lo mas serio posible.

Dejé de bailar con Andrea cuando pusieron música con instrucciones, y en el camino a la mesa fui interceptado por Norma, la esposa de Miguel.

La música con instrucciones, generalmente no es muy difícil de bailar, el grupo siempre te dice que es lo que hay que hacer seguido. Que manos para arriba, la vueltecita, de reversa mami, follow the dealer dealer, en fin, nivel uno de dificultad que con el mínimo esfuerzo cualquiera puede seguir el ritmo.

Falso

Norma resultó pariente cercana de la arritmia, y pues ni las instrucciones mas claras ayudaban. Pero al parecer, no le importaba demasiado y se movía y retorcía como tlaconete y al parecer se divertía mucho. (Igual que yo)

Un poco mas tarde, Susana, la novia de Eligio me pidió que bailara con ella. Al llegar a la pista, el horor. Empezó el Rock ‘n Roll, ritmo al que siempre le he tenido respeto, que para mi es de segundo grado de dificultad y que me declaro oficialmente incapacitado para bailar, al menos con gracia y sin bajas.

Aguanté bailando y haciéndome wey un par de piezas, hasta que providencialmente cambiaron el ritmo a música en español de los 80’s.

Cerca de nosotros estaban un par de niñas de 10 – 12 años, que se la pasaron baile y baile y fue bastante interesante ver como cada cambio de canción se hacían caras la una a la otra, como tratando de reconocerla hasta que al llegar el coro les caía el veinte. Mientras que del otro lado estaba ya un grupo mas baquetón, obviamente de la generación, que se las sabía completitas y las identificaba desde el primer acorde.

Así que volteaba a un lado veía un intento de tarareo, volteaba para el otro y veía lipsync y cuando volteaba al frente a ver a Susana, no se que veía. No se que edad tenga, pero me dejó en shock que le costaba trabajo identificar canciones como Tu y yo somos uno mismo o Nene Nene que vas a ser cuando seas grande. (Que es imposible negar que toda una generación se las sabe de memoria aunque lo niegue).

Finalmente al son de la Santanera y otros cha cha chas, bailé con la otra Susana, esposa de Jorge. Aquí fue un poco mas relajado ya que decidimos tratar de imitar a la pareja que aparentaba mayor edad de la pista, para no regarla. Obviamente la regamos, pero estuvo a gusto.

Justo cuando ya estaba encarrerado y listo para la segunda vuelta, se acabó la fiesta :(. Pero me la pasé tan bien, que hasta la gripa se me olvido y si consideramos el hecho que lo único que bebí en toda la noche fue agua. Creo que estuvo bastante bien.

Ah! como me gustan las bodas.

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