Cairo

julio 08, 2018

En el aeropuerto del Cairo nos estaba esperando Waleed, que era el mismo chofer que nos había recogido en Alejandría. Nuestros planes para Cairo los habíamos organizado con otra compañía, pero nos dejó su número y se puso a nuestras órdenes.

El hotel donde nos quedamos, estaba en una zona muy bonita de la ciudad, justo junto al Nilo y con una terraza- cafetería en el último piso con una vista increíble, donde almorzamos.
Como el mundo es un pañuelo, y Michelle muy popular, resulta que una amiga suya estaba en Cairo para una boda y estaban organizando verse. Primero pensamos invitarla a la cena que estaba planeada en el Tour, pero la amiga viajaba con su hija de 7 años, así que buscando un plan mas family friendly, recordamos el show de luz y sonido en las pirámides, y buscamos a Waleed para tomarle la palabra. Súper eficientes el muchacho nos organizó el show, y quedó de pasar por nosotros por la tarde.
Aunque nos cortamos del grupo aún así nos reunimos en el lobby a saludar y conocernos. El organizador, de nombre Fayed, se dedica a organizar viajecitos de fin de semana a cualquier parte del mundo a Americanos viviendo en el Medio Oriente. Parece que le va muy bien y para varios de los del grupo no era su primer viaje. Un montón de gente agradable.

Terraza al Nilo

Nos despedimos y al poco tiempo llegó Laura, la amiga de Michelle y su hija Maya que resultó ser un trompo muy simpático.
Yo había leído que las pirámides se alcanzan a ver desde varios puntos de la ciudad. Pero en nuestra ida y vuelta a Alejandría, como era de noche nunca vi nada. También estaba muy pendiente para ver si las veía desde el aire al ir o venir de Luxor, nada… se me estuvieron escondiendo. Hasta ahora…
Totalmente desprevenido, como si fueran las aletas de un tiburón, aparecieron las pirámides detrás de los edificios. Me emocioné mucho.
Waleed tuvo a bien llevarnos muy temprano al lugar con toda la intención de aprovechar para las fotos. Y pues si, cuando llegamos, no había nadie más, teníamos a las pirámides y al atardecer para nosotros solos. Además de todo, Waleed nos estuvo cuidando de los egipcios que se ponen abusivos con el turista, te arrebatan la cámara para tomarte la foto a cambio de una propina. La verdad es que nos sacamos la lotería con nuestros guías.
 Cuando acabo el atardecer empezó el espectáculo. Resulta que es exactamente el mismo que sale en la Espía que me amo. Narrado por Omar Shariff, se siente muy retro (por no decir viejo), ñero y anticuado. ¡Me encanto! La música es un como a go-go dramático, y  la experiencia es memorable.
¡Como no me fui de traje como Roger Moore!
Se nota como han de haber querido actualizarlo en los 80, agregándole rayo láser y seguro la proyección en la esfinge ha de tener unos 20 años. Pero hasta ahí. Después de haber visto el año pasado los shows de Disney, me queda claro que este escenario tiene muchísimo potencial desperdiciado, si tan solo le invirtieran un poquito más.
Pero bueno, las pirámides tienen 5000 años, así que qué más da que el espectáculo tenga 50. Ni quien se fije.

Pirámides VIP

Regresamos al hotel para una cena simple y listos para conocer las pirámides de cerca al siguiente día.
Nos recogieron temprano, pero para el sol ya era tarde y quemaba intenso. Lo bueno es que yo soy raza de bronce y con una gorra tengo.
La primera parada fue la pirámide de keops íntimamente, no te las acabas. Ahí tienes tu mano en la cosa más imponente que ha hecho el hombre, que igual impresionaron a Napoleón, Julio César, Alejandro Magno y cualquier cantidad de jerarcas y peatones antes que ellos. Abrumador.
La segunda parada fue un mirador donde se pueden apreciar las pirámides todas las pirámide: Aquí el reto es encontrar un ángulo donde no salgan las oleadas de turistas que también están buscando el mejor ángulo o su foto creativa. Me hizo apreciar aún más el momento que tuvimos solos el día anterior.
Como me acepto y me quiero como turista, cuando me ofrecieron el paseo en camello, no lo pensé dos veces. Estoy seguro que hace 6 meses ni se me hubiera ocurrido intentarlo, pero me anduve sintiendo muy audaz. El viaje fue simple, una vuelta de media hora enterrando mis uñas en la joroba del pobre animal. Fuimos, nos tomamos unas fotos y regresamos. No creo poder olvidar la experiencia.
De ahí nos fuimos a verle la cara a la Esfinge. Entre el calor, el tumulto y mi trasero con síndrome post-joroba de camello, no estuvimos mas tiempo del necesario para sacar la foto pal feis.

Abrazando 5mil años de historia

Jorobas Inc.

El almuerzo fue muy cerca de las pirámides en un lugar muy sabroso. La comida en general fue muy regular y nada exótica. Esta vez comimos pollito rostizado con especias muy muy sabroso.
Después de comer nos llevaron al museo del Cairo. El museo fue fundado en 1802 y desde entonces nadie ha sido para pasarle un trapito.
En su fetiche por lo antiguo, los egipcios han dejado las mismas exposiciones que cuando inauguraron en museo, con las notas escritas a máquina de escribir y en estantes que por si mismos merecen una exposición de antigüedades. Según me cuentan, están por abrir uno más motherno que, Ra mediante, hasta va a tener aire acondicionado.
Eso si, el museo está enorme. Con ganas de pasar un par de días explorándolo a detalle. Me queda claro que, entre este museo y otras colecciones gigantes como la del Met, el Louvre, o el British Museum, los egipcios tenían tesoros para todos.
De lo que pudimos ver, dos cosas me causaron mucha impresión. Una fue la estatua de Keops (o Kofu). Resulta que del señor que construyó la primera de las Pirámides, no  habían encontrado ninguna estatua, nadie sabe si están perdidas, destruidas en el tiempo o qué pasó. Un día, en un cementerio antiguo al sur de Egipto, encontraron una tumba de alguien que parece que estuvo trabajando en la construcción de la pirámide. Este sujeto orgulloso de su chamba, pidió que lo enterraran con una efigie del patrón, solo que como era muy pobre nomás le alcanzó para una figurita del tamaño de un Lego que, 5000 años después resulta ser la única representación que existe del famoso Faraón.
También resulta curioso que, siendo la pieza más valiosa del museo, esté protegida con seguridad de vanguardia… para 1802. Solo protegida por una cajita de madera, 3 vidrios y con un candado de medio pelo.
Por supuesto también pasamos por la sala con los tesoros encontrados en la tumba de Tutankamon. Uno puede estar frente a frente con la famosa máscara, admirar el sarcófago y demás tesoros que encontraron en la tumba. Es imposible no hacerse la pregunta: si así estaba la tumba de un faraón menor y poco importante, cómo estarían las de los demás.
Después de nuestra visita al museo, regresamos al hotel para refrescarnos y prepararnos para la cena.

Museo del Cairo

Spoiler: No tiene sala Beatle

La cena estaba programada en un lugar de comida egipcia, pero Fayed se sintió creativo y nos llevó a conocer un lugar que acababan de abrir y que al parecer estaba muy bueno. El lugar se llama “Mezcal” donde se sirve comida latinoamericana. Ósea que viaje 10 mil km para poder comer quesadillas con guacamole.
Afortunadamente también había comida peruana y argentina y pedí un lomo saltado bastante razonable. Aunque lo verdaderamente rico de la cena fue el rato ameno con el grupo.
Para el último día en El Cairo, el itinerario consideraba un paseo por El Cairo Cristiano o  cóptico.
Actualmente Egipto es 90% musulmán, pero no hay que olvidar que en su historia, también fue gobernada por romanos, griegos, turcos, etc. Y tuvo su época cristiana.
El primer lugar que visitamos fue la Iglesia colgante de St George. Se le dice así por que hace ya algunos siglos, estaba parada sobre dos pilares que a lo lejos parecía que estaba flotando. Como la visitamos en domingo nos tocó misa y todo. La iglesia tiene unos murales que platican la historia de San xxx, que encontré muy interesante. Resulta que un día el rey decidió que se iba a hacer una carretera a través de una montaña para unir dos comunidades, en su mayoría cristianas. Árabes y judios maloras, le empezaron a tirar cábula los cristianos y le dijeron al rey que en la biblia dice literalmente que la fé mueve montañas, que por qué no mejor les pedía a los cristianos que se aventaran el proyecto. El San xxx, junto a una banda y diceeeeen, que poniéndose a rezar, efectivamente movieron la montaña como si fueran Jedis. Y a Xxx lo hicieron santo.
De ahí nos fuimos a visitar otra iglesia, que diceeeen fue la primera iglesia cristiana. Hace como 2000 años, que Jesús, María y José andaban huyendo de los romanos por todo Egipto, hicieron una parada en este lugar de Cairo y estuvieron escondidos unos meses. Básicamente es uno de los lugares originales de las posadas, nomas que sin piñata al final.
También visitamos una sinagoga, pero esa si estaba abandonada por que todos los judios se salieron de Egipto en los 60’s a raíz de la guerra vs Israel. El lugar ahora lo administra el gobierno solo para visitas de turistas despistados.
En el camino nos detuvimos en un Bazar.
En este viaje conocimos muchos tipos de templos. Lugares dedicados a dioses, mausoleos dedicados a grandes reyes, iglesias y sinagogas. Este bazar era también un templo pero al mal gusto.
En serio, la cultura del antiguo Egipto tiene y merece todo mi respeto. Pero ¿quien en pleno uso de sus facultades compra una estatua de Anubis tamaño natural para adornar su casa? Hagan de cuenta que nos llevaron a la matriz de Galerías el triunfo. Mal mal.

San Yorch

Eeeen el nombre del cieeeelooo…

Pasaje cóptico

El almuerzo de este día fue el que tuvo más personalidad del viaje. Nos llevaron a comer a un lugar tipo cocina económica cutre un plato típico egipcio, de cuyo nombre no puedo acordarme. Se trata de un plato de arroz, con fideos, lentejas y cebolla tostada, bañada en una salsa roja y acompañada de aceite picante. Disfrute mucho la experiencia.
Y así acabo mi viaje por Egipto, aún estoy en el viaje de regreso a mi casa. Si bien nos va, para los siguientes días podré armar un álbum de fotos en Flickr para compartirlo.
Gracias por leer y sigan gozando!

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